Giovani Jaramillo es un guerrero, siempre lo fue. Como boxeador bravo, como persona leal y hombre de familia, habla con nosotros sobre su forma de entender el boxeo y la vida. Nos dice desde el madrileño barrio de Carabanchel que cuenta lleno de ilusión los días que le faltan para encerrarse en el cuadrilátero con el belga Stephan Jamoye. En juego no sólo el título de la Unión europea del Peso Gallo, sino que también conocer de primera mano hasta dónde “Los dioses del boxeo” tienen pensado ubicar no sólo su carrera, sino que también sus sueños y esperanzas.
Este es Giovani Jaramillo, ex -campeón de España del peso Gallo.
El próximo 5 de Noviembre, en San Sebastián de los Reyes, le disputará Usted a Stephane Jamoye el título de la Unión Europea del peso Gallo. ¿Es el momento más importante en la carrera de Giovani Jaramillo?.
Mentiría si no dijera que sí, he recibido la noticia con una gran ilusión. Cuando empecé mi carrera como boxeador quería comerme el mundo, siempre estaba ansioso por las oportunidades y mi corazón podía más que mi cabeza. Ahora, tiempo después, veo las cosas desde una perspectiva diferente. Sé que es el combate de mi vida y no cometeré el error de querer pensar qué vendrá después, saldré a pelear contra Jamoye como si fuera la última pelea de mi vida y me lo dejaré todo en el ring; el título no regresará a Bélgica.
¿Cree que está preparado para que el título cambie de dueño y pueda Usted ser el campeón?.
Cuando disputé el campeonato de España contra Xavi Urpi fue un momento especial. Ese día me encontré cara a cara con mis temores y mis propias expectativas, quería saber si podía superar ese listón para pensar en metas mayores y la respuesta fue sí. Levantar ese cinturón ha sido uno de los mejores momentos de mi vida y la confirmación de que puedo aspirar a luchar por ganar este título.
¿Qué puede contarnos sobre Stephan Jamoye?
De momento que es el campeón, con eso está dicho todo. Sé que va a ser una noche muy dura pero estoy preparado para poder enfrentarme de tú a tú con él. Mi preparación para este combate la están llevando Jero y Atocha y confío en que llegaré en óptimas condiciones y con los deberes hechos. Él está ranqueado a nivel mundial y ganarle me puede cambiar la vida. Es un gran boxeador, pero debe ser mi momento.
En la carrera de Giovani Jaramillo como boxeador sorprende ver que ha estado más de cuatro años alejado de los cuadriláteros. ¿Porqué lo dejó?.
La vida y las circunstancias fueron así. Quise que el boxeo fuese mi vida, pero posiblemente elegí el momento equivocado. A lo largo de toda mi carrera, desde que empecé, he estado al lado de Jerónimo García y siempre entrenaba rodeado de sueños. Cuando no llegaban los combates y había necesidad me impacientaba por lo que un día decidí irme con Alfonso Redondo. Poco tiempo después el boxeo terminó en canal plus y me encontré en el mismo punto de partida. Finalmente regresé otra vez con Jero, siempre ha sido para mí como un padre o un hermano y fue junto a él con quien comprendí que al no haber veladas se iba la esperanza y que lo mejor era volcarme en mi familia. Le agradezco que en ese momento pensase más en mi como persona que como en un boxeador.
¿Fue sólo por una decepción en lo deportivo?
Lo deportivo influyó, claro, pero lo que más pesó en mi decisión de dejar el boxeo fue el hecho de casarme y esperar una hija. En ese momento entendí que no podía mantener a mi familia con sueños o promesas. Dejé el boxeo y mis deseos de futuro para tener un presente con mi familia.
Su carrera acababa de empezar, ¿Le resultó sencillo mantenerse firme en su decisión de alejarse del boxeo en todo ese tiempo?
No, de hecho puedo decir que fue una sensación muy extraña. A la enorme alegría de ver crecer a mi hija y vivir el día a día con mi mujer sumaba un dolor, el de no sentirme boxeador. Veía combates por la televisión y algo me ardía por dentro, lloraba sin parar. Cuando me acercaba al gimnasio a ver a mis compañeros me sentía extraño, cuando me iba y sin saber porqué las lágrimas me caían por las mejillas. Pensé que era temporal pero esa sensación no me abandonó en los cuatros años que estuve alejado del boxeo.
¿Cuándo decidió que era el momento de volver a boxear?
Trabajaba como enmoquetador, tenía que estar constantemente viajando a recinto feriales. Una noche en un hotel con un compañero puse Eurosport y me quedé viendo una velada de boxeo, no recuerdo cual. Mi compañero dijo sonriendo que no entendía qué estaban haciendo y que no sabía “qué beneficio podía tener un deporte así”. Yo le pedí respeto, que yo había sido boxeador y sabía lo sacrificado que era. Luego, cuando él me preguntó que porqué yo no estaba boxeando sentí que algo ardía dentro de mí, me levanté de la cama y le dije que pronto me vería a mí por la televisión haciendo un título importante y ganándolo. Le dije que me jugaba mi casa, él prefirió no aceptar la apuesta pero en ese momento supe que volvería a boxear, me sentí más boxeador que nunca.
Supongo que no fue una decisión fácil, ¿De qué manera inició Usted su camino de retorno al boxeo sin mirar atrás?.
La crisis, por desgracia, está azotando a todos los sectores. En mi empresa el trabajo empezó a escasear y todos temíamos un recorte de personal. Tanto mis compañeros como yo tenemos detrás una familia, unos hijos y varias facturas por pagar. Todos teníamos miedo. En ese momento entendí que yo tenía la posibilidad de salir adelante con el boxeo, hablé con mi jefe y le dije que en caso de que alguien tuviese que salir que me eligiese a mí antes que a mis compañeros. Unas semanas después me llamó a su despacho, cuando iba hacia allá sabía lo que iba a ocurrir y me fui preparando mentalmente para asimilar que el futuro de mi familia volvería a depender del boxeo. Entendí que ya no era mi vida la que queda en el aire, sino que también la de mi mujer y mi hija. El 5 de noviembre se juega mi vida, espero que todos los aficionados estén conmigo ese día en el pabellón y me ayuden a seguir soñando.
¿Qué le dijeron en casa cuando volvió al boxeo y ahora, cuando está a unas semanas de su combate más importante?
Que luche, que siga adelante y que trate de cumplir mi sueño. Si he de colgar los guantes y volver a trabajar lo haré, Dios lo sabe, con toda la humildad del mundo. Pero mi mujer y mi niña saben que ahora estoy viviendo mi sueño y me apoyan. De hecho Lucía, mi niña, se ha quedado con mi cinturón de campeón de España y desde que sabe que voy a disputar el título de la Unión europea siempre que me ve mi pide que le traiga el “cinturón azul”. Antes quería acariciar la gloria por mí, ahora quiero traerla para que mi familia la disfrute. Todo lo que haga será por ellas.
ESCRITO POR Gonzalo Rodríguez
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