domingo, 16 de mayo de 2010

UNA VELADA A LA ALTURA DE UN GRAN CAMPEÓN

Era lo lógico. El homenaje que le preparó a Javi Castilejo su inseparable Ricardo Sánchez Atocha sólo podía hacerse en Leganés. Allí, en La Cubierta, se proclamó Campeón del Mundo ante Keith Mullings. Pero también en Leganés, bien cerquita, en Parquesur, Javi nos regaló muchas de sus mejores noches: su primer gran triunfo al proclamarse Campeón de España ante Alfonso Redondo, sus escalofriantes batallas ante Lindon Scarlett o Vasile Citea, su espectacular victoria ante un ex campeón mundial como Harry Arroyo, o ese primer intento de proclamarse campeón mundial ante el temible zurdo argentino Julio César Vásquez. Combates inolvidables de un gran campeón que nos ha hecho vibrar y disfrutar durante dos décadas completas. No hubo famosillos, no hubo televisión. Vamos, que seguramente por no haber televisión no hubo famosillos, pero nadie los echó en falta. Con el Lince estuvieron los de siempre, los suyos, los verdaderos amantes del boxeo, sus aficionados y también, como no, sus amigos y su familia. Me quedo con su frase de despedida: “amad al boxeo y respetad a los boxeadores”.
Y la velada estuvo a la altura de lo que Castillejo se merecía. Lo mejor fueron los cuatro campeonatos de España. Cuatro bellos combates, disputados, honrados, de verdad, como le gusta el boxeo a Javi: sincero, sin artificios, sin combates prefabricados, sin títulos engañosos, sino con pleitos entre deportistas que buscan competir y ganar. Es así como nos apasiona el noble arte también a nosotros. Es la ecuación ideal del boxeo: conocemos bien a los dos boxeadores, pero no estamos muy seguros de quién va a ganar. No falla, ésos son los combates que queremos ver.
La velada de Leganés marca la línea que se debería seguir para que algún día vuelva la televisión en serio y para que los aficionados llenen otra vez los recintos. No es fácil y el camino será duro. Errores del pasado nos hacen prever un largo peregrinar. Si siempre se hubieran hecho las cosas así, otro gallo nos cantaría.

Incluso es de agradecer la controversia sana. ¿Se mereció el triunfo Quibir o hizo más Céspedes?¿Fueron precipitadas las paradas de los combates de Óscar Sánchez y de Usman o no? Cuando hay competición sincerahay opiniones distintas y todas ellas respetables. Y eso es lo que enriquece un deporte y lo que atrae al aficionado.
El único lunar de la velada fue la actuación del brasileño Luzimar Gonzaga. El paupérrimo papel del brasileño nos privó del privilegio de ver en acción a Gabriel Campillo tras su temporada en el “exilio”. No es la primera vez que vemos a un púgil procedente de ese país caer derrotado de forma poco decorosa. Esperemos que no ocurra de nuevo.
Encualquier caso, repetimos, un pequeño lunar que no empaña en absoluto una velada tan honrada y genuina como la carrera del homenajeado Castillejo.
Enhorabuena a todos
ESCRITO POR Jorge Lera

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