Floyd Mayweather volvió a evidenciar en la noche del pasado sábado en el imponente escenario del MGM de Las Vegas que es, sin duda, el rey indiscutible del boxeo de la última década. Ganó con cierta holgura (116-112 para quien suscribe) a una buena versión de Miguel Cotto, que le miró cara a cara sin miedo y que incluso dispuso de momentos favorables durante la pelea.
Los primeros cuatro asaltos fueron claros para el "Money" del boxeo (nada menos que $32 millones por este combate) que incluso, cosa rara hasta ahora, era jaleado por sus fans. Su jab, su velocidad de pies y manos, eran sencillamente inalcanzables para un Cotto excesivamente reservón. Pero en el quinto round el gran peleador boricua puso en liza una velocidad más, mucha más intensidad y presión que pusieron en dificultades al de Grand Rapids y que enardecieron a los seguidores puertorriqueños. Pero Mayweather, que es la diana más difícil del boxeo mundial, se dio cuenta que se le acercaba en las puntuaciones y volvió a manejar a su antojo la pelea, sin brillantez para los que gustan de los grandes intercambios de golpes (eso nunca se verá en una pelea del estadounidense) pero con un dominio táctico y técnico extraordinarios. El último asalto fue antológico de Mayweather quien con un upper monumental puso en grave riesgo la verticalidad de Cotto. El público se levantó de sus asientos, presintiendo el nocaut, pero Floyd no estuvo por la labor de darle ese gusto a sus seguidores, y se conformó con una lección de esquiva, falto de ambición, como en otras ocasiones, para noquear a su respetadísimo contrario. Una pelea, en definitiva, que vuelve a poner de manifiesto la diferencia entre el próximo inquilino durante 87 días del Centro Correccional del Condado de Clark, en Las Vegas y el resto de boxeadores que se le enfrentan. Y van 43.
EXTRAIDO DE ESPABOX
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