Hace unos días, en una reunión con los directivos de la Cadena de Televisión Eurosport, se comentó
discretamente que si en dicha cadena solo buscaran buenos datos de audiencia pondrían todos los
días fútbol o boxeo y se batiría un récord impresionante, pero que lógicamente la cadena tiene que
buscar la mayor diversidad de deportes para contentar a todos los televidentes. Frase rotunda y significativa,
explicación convincente. Es una cadena privada que busca contentar a la mayoría. Y así
deberían actuar las demás cadenas, por lo menos las españolas, es decir, contentando a la mayoría,
pero aunque se declara que la que manda es la audiencia, no es cierto, hay una mano negra (metafórica
y colectiva) que aconseja la no emisión y patrocinio de los deportes de contacto.
De lo primero queda claro que efectivamente en Europa, en la vieja Europa, en la Europa democrática,
occidental, avanzada, próspera, pues sí, consumen, les encanta el boxeo y los deportes de
contacto. No son animales sin escrúpulos, no, les sigue gustando el deporte más antiguo, y ni son
raros, ni son violentos, ni se comen a los niños.
Pero aquí en España, desde hace años, coincidiendo con la llegada de los socialistas al poder, se impuso
(con alguna excepción) la ideología antiboxeo, pero no como opinión divergente, sino como dogma obligatorio
para la televisión pública, y para todos los que quieran llevarse bien con el poder espiritual establecido.
Pero queda claro que en los países donde no hay dogmas, donde no hay líneas a seguir obligadas
por un Estado, allí sigue habiendo boxeo. Si la audiencia responde, allí deberían estar los deportes
que desea el aficionado.Los números cantan, pero aquí a los números que no interesan les cortan el gaznate,
impiden que un deporte sano como el pugilismo pueda ser seguido por la audiencia.
En un deporte políticamente incorrecto, y hay que seguir las directrices de la moda y de las cabezas
pensantes.
Toda aquella labor llevada a cabo en los años ochenta ha dinamitado los cimientos del pugilismo.
Aunque hubo un intento revitalizador en los noventa, no se pudo remediar adecuadamente. Cuando se
pierde costumbre, contacto, la gente cambia de gustos, se preocupa por otras cosas.
Y cuando nos referimos a la mano negra, queremos compararla con la mano invisible de la economía,
la metafórica mano que mueve el orden económico natural. En este caso la mano negra, también
metafóricamente hablando, es la mano que mueve los gustos y la moral en cuanto a diversos aspectos.
Y así, boxeo=violencia, dogma dañino que anula el desarrollo libre de nuestro deporte, y que impide
el seguimiento de los aficionados en televisión. Si pudiéramos ser ayudados por políticos que intentaran
hacer desaparecer esa mano negra, esa losa que pesa sobre el boxeo como práctica deportiva violenta
y condenada a desaparecer, seguro que los patrocinadores volverían a apoyar.
Esa mano negra debería tener en cuenta los beneficios deportivos y humanos muy superiores a
los prejuicios que pueda ocasionar el pugilismo. De esa manera conviviríamos todos en libertad
con nuestro amado noble arte.
Emilio Marquiegui
Comentarista Eurosport.
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