martes, 15 de diciembre de 2009

DALLAS O LAS VEGAS PARA LA PELEA DEL SIGLO XXI

Hacía muchos, pero muchos años, que no se hablaba tanto de un combate aún antes de firmarse los contratos. La pelea entre los dos mejores púgiles de la actualidad, el filipino Manny Pacquiao y el estadounidense Floyd Mayweather ha suscitado una expectación inusitada, solo comparable a los enfrentamientos entre Mike Tyson y Evander Holyfield en la década de los 90, o cualquiera de las peleas entre Hagler, Hearns, Durán y Leonard en los años 80. Tan pronto se terminó la exhibición de Pacman contra Cotto, se empezó a gestar, sin tiempo que perder, un combate que batirá, con toda probabilidad, todos los récords de taquilla y de ventas por el sistema de pago por visión. Bob Arum, un veterano con 78 años de experiencia a sus espaldas, está atando cabos, y, de momento, lo tiene todo, menos el escenario. Solo en Estados Unidos, han existido propuestas de Los Angeles, Nueva York, Nueva Orleans, Texas y Las Vegas. Al final, como si fuera un concurso, todo queda en una finalísima entre dos escenarios sensacionales. De una parte, el clásico de los últimos años: el MGM Grand de Las Vegas, con capacidad para unos 17.000 espectadores. La ciudad del juego es, además, la residencia de Mayweather y él y su equipo están haciendo fuerza para que la pelea se celebre allí. Pero Arum tiene en su poder una oferta casi irrenunciable del multimillonario Jerry Jones, dueño de los Dallas Cowboys, cuyo estadio, que costó la friolera de 1.200 millones de dólares, quiere albergar un evento de esta envergadura. Su propuesta de 25 millones de dólares es lo suficientemente importante, como para hacer dudar a todos, incluidos los partidarios de Las Vegas. Una pelea ante más de 100.000 personas, nos traería a la memoria el Chávez vs. Haugen del 20 de febrero de 1993, con los míticos 132,247 que colmaron el grandioso estadio Azteca, de México D.F. o los más viejos y legendarios combates celebrados en el Yankee Stadium, como, por ejemplo, el Joe Louis vs. Max Schmeling, de junio de 1936. Desde luego, sería un espectáculo en sí mismo, aparte el desarrollo y el resultado de la pelea. En definitiva, que estamos impacientes por la fumata blanca de esta megapelea del 13 de marzo, tras la que tendremos un ¿nuevo? número 1 libra por libra del mundo. Como para perdérselo.

extraido de espabox

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