lunes, 11 de junio de 2012

ROBO EN LAS VEGAS

“Robo, robo”, salió el público del MGM Grand Arena de Las Vegas gritando tras el veredicto de la pelea por el título mundial del peso welter WBO entre el nº 1 libra por libra, ex aqueo con Mayweather, y el campeón mundial superligero, el invicto Timothy Bradley, de 28 años. Una vez más, los jueces le tomaron el pelo literalmente a la gente y a un profesional como Pacquiao, que si es verdad que a sus 33 años y con una vida dicen que disipada en los últimos tiempos, no está al mismo nivel que en 2008-09, le ganó claramente el combate a un rival que comenzó muy bien pero que después de estar a punto de ser derribado en el cuarto asalto por “Pac Man” especuló mucho y boxeó poco, con más miedo que otra cosa. El norteamericano salió muy bien, con descaro y peleando sin temor en los dos primeros asaltos, aunque Pacquiao, en táctica que utilizó durante toda la pelea, atacaba con todo los últimos 30 ó 40 segundos, propinaba dos o tres golpes de poder, llevándose asaltos igualados como el primero y el tercero. Por cierto, Manny Pacquiao, que fue jaleado por el público durante toda la pelea, más parecía por el aspecto de su calzón un piloto de Fórmula 1 o Moto GP. El cuarto round fue el que modificó el estado de las cosas. Pacquiao organizó un plan de ataque tan desordenado como demoledor que puso a un tipo tan sólido como Bradley al borde del nocaut. Hace unos años, el filipino hubiera destruido a su rival en ese momento. En esta ocasión, le sirvió para meter el miedo en el cuerpo al norteamericano que aunque se salvó por la campana en dicho asalto, ya nunca recuperó las excelencias de su boxeo. No obstante, en algunos asaltos como el sexto, la inoperancia de la que se contagió Pacqquiao, y que pudo “confundir” a dos jueces, hacía que se adjudicara dicho asalto el boxeador estadounidense. La diferencia, la gran diferencia entre este Pacquiao y el de hace 3-4 años es que aquel monstruo del boxeo presionaba los tres minutos de cada asalto. Ahora se dosifica ex profeso y solo ataca treinta o cuarenta segundos de cada round. También es un signo de su gran inteligencia, no solo de fuerza vive el filipino. Pero con ese espacio de tiempo le alcanza para desarbolar a un boxeador invicto como Bradley que, reinando en el peso superligero, nunca se enfrentó a nadie que valiera la mitad que el filipino. En los últimos cuatro asaltos, se puso de manifiesto la falta de fuerzas de Pacquiao, cuya preparación queda en entredicho y la desconfianza creada en su rival, que más parecía un “senderista” por el cuadrilátero, olvidando que sin atacar, habitualmente no se ganan las peleas. Menos anoche, claro. Para nosotros, 116-112 para Pacquiao porque hubieron varios asaltos tremendamente igualados en los que llevó la iniciativa Bradley. Para el juez Jerry Roth, un clásico de Las Vegas: 115-113 para la estrella filipina. Para otro clásico de la Comisión Atlética de Nevada, Duane Ford, idéntica puntuación pero a favor de su compatriota y el nulo lo evitó la señorita Cynthia J. Ross, que también vio o quiso ver esa puntuación a favor del californiano. De hecho, viendo la pelea y oyendo el ambiente, parece que a pesar de celebrarse en suelo estadounidense, solo estos dos jueces “animaron” por Timothy Bradley pero como eran los que puntuaban, la victoria de Bradley es un hecho, mal que nos pese, lo que acaba con una racha de 7 años, 2 meses y 3 semanas de imbatibilidad de Manny Pacquiao. La revancha, como vaticinó Bradley, y como quedó estipulada por contrato, está servida. En México y Estados Unidos hablan increíblemente de que los árbitros quisieron anoche “compensar” los favores anteriores, según estos medios, a favor de Pacquiao, sobre todo, en sus peleas ante Juan Manuel Márquez. Me parece un planteamiento futbolero sin sentido, puesto que los árbitros del deporte rey compensan en el mismo encuentro y no siete meses más tarde. En definitiva, más porquería para el boxeo y las decisiones de los jueces. ¿Hasta cuando? EXTRAIDO DE ESPABOX .

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