lunes, 6 de junio de 2011

JULIO CÉSAR CHÁVEZ JR. MERECIDO CAMPEÓN MUNDIAL


Julio César Chávez Jr. se proclamó en la noche del sábado en el Staples Center de Los Angeles nuevo campeón del mundo del peso medio del Consejo Mundial de Boxeo. Se da la circunstancia de que es el primer pugilista mexicano en proclamarse campeón en la división reina del boxeo. El combate ante el alemán Sebastian Zbik, de 29 años, fue todo lo igualado que cabía esperar. Dos estilos boxísticos, hasta dos filosofías de vida, frente a frente. El método y la solidez del europeo contra el estilo y la improvisación del americano. El primer round dio pistas del desarrollo de la pelea. Chávez peleaba preferentemente al cuerpo de su rival, mientras Zbik lanzaba muchos más golpes que "Julito", casi todos al rostro. Un golpe bajo afeó la actuación del mexicano de 25 años en el segundo asalto. El árbitro solo advirtió al retador.
El tercer episodio fue claro para el campeón, con varias combinaciones, aunque con poca estamina, como de todos es conocido. El siguiente round, el más igualado de toda la pelea. Posiblemente, ninguno hizo méritos para adjudicárselo. La primera mitad de la pelea acabó con las puntuaciones absolutamente igualadas. En lo técnico, Zbik lanzaba mucho más el jab, lanzaba más golpes y hasta los impactaba en mayor número de ocasiones. Pero Chávez, de casta le viene al galgo, aprendió cómo meterle mano al teutón. Y a ello se puso. A meter manos una y otra vez al cuerpo de Zbik para irle quitando fuerzas. En el séptimo round, además, se soltó el pelo los últimos 30'' empezando a ganar la pelea. No obstante, en el noveno episodio, pareció emerger Zbik ante un abúlico Chávez. En realidad lo que hizo el mexicano fue coger fuerzas para los tres últimos decisivos asaltos, que su padre, el mítico campeón de los noventa, vivió de pie, sabedor de que la pelea estaba en el alero. Esos tres asaltos, como casi toda la pelea, los vivió Chávez Jr. casi tumbado sobre su contrario, dedicándose en cuerpo y alma a castigar el cuerpo del alemán. Algún golpe bajo se le escapaba, ante lo que clamaba educadamente Zbik, como protestan y viven los alemanes, sin aspavientos, sin que el árbitro se diera por enterado.
En el penúltimo round se vio con meridiana claridad que la táctica del mexicano estaba dando resultado: la falta de oxígeno le provocaba al alemán tener cada vez menos precisión en sus golpes. El último round fue a tumba abierta, por lo igualado, por la cantidad de golpes que dieron ambos, y porque Chávez continuaba boxeando y terminando con su enemigo casi mirando hacia el suelo, en su búsqueda del cielo deportivo. Pero así llegó al final de la pelea que le entroniza como el primer mexicano en ser campeón del mundo del peso medio. Un juez, Raul Caiz Jr. vio la pelea empate a 114, Steve Morrrow dio un apretado 115-113 para Chávez (por poco se da nulo mayoritario) pero el tercero (John Kreane) decantó la balanza al merecido y ajustadísimo triunfo para el centroamericano por 116-112, puntuación con la que coincidimos. Eso sí, si el combate es en suelo alemán no gana el Junior ni loco. México sigue viviendo un 2011 de ensueño. Julito, envalentonado, contestó ante los micrófonos de HBO que si Bob Arum le paga bien, no tiene inconveniente en enfrentar al verdadero campeón de la categoría, Sergio "Maravilla" Martínez, muy sonriente en el ringside. Si se da la pelea, un pronóstico: el Junior no dura ni dos asaltos en pie. Pero eso no deja de ser una elucubración. De momento, el gran Julio César Chávez ya tiene heredero. Pero habrá que verle ante rivales de más enjundia, y en ambientes menos propicios.

EXTRAIDO DE ESPABOX

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